viernes, 27 de enero de 2012

inmóvil

Caminar, perder el rumbo, desorientarse, destrozar salvajemente los imanes de la naturaleza. Llenar de tópicos tu existencia, ablandarte ante unos ojos que te gritan a kilómetros que el mundo no puede ser sólo un lugar para sufrir. Dibujar una sonrisa al sentarse cerca de alguien que susurra a voces que no nos queda nada que perder. Estamos perdidos, el mundo gira en una sola e irrevocable dirección. Estamos desnudos, desde el principio hasta el final, sin depender de ninguna variable ni ninguna constante, sin imaginar un mundo en el que la felicidad es algo con lo que ya contamos. Hacer surf sin olas, borrar la tinta de un bolígrafo, hablar con una persona que está a más distancia de la que tu corazón guarda en su interior. Hemos conseguido todo eso. ¿Por qué ponernos límites? ¿Por qué rendirnos? ¿Por qué no abrazar a este momento tan insignificante como si fuera el último? La vida es un laberinto a oscuras en el cual debes buscar un minúsculo interruptor que le dé luz. Es una quimera. Pero dicen que merece la pena.
Delicadeza, sutilidad, torpeza cariñosa. Caracterizamos nuestros sueños, o, habitualmente, nuestros sueños nos caracterizan de manera asombrosa. Su reflejo es tan eterno que no te das ni cuenta de cual es la frontera entre ambas realidades. A veces, porque te gustaría estar soñando. Otras, porque te gustaría que ese sueño fuese realidad. Si no nos ponemos a prueba, si no nos desafiamos a nosotros mismos, si no luchamos por mantener viva la esperanza de encontrar ese interruptor, decidme, ¿tiene algún sentido seguir con este engaño? A veces es necesario sacar fuerzas de flaqueza, valor de tu cobardía o sangre de tu sudor pero, ¿el resultado no es merecedor de ello acaso? Recoge las pistas y no dejes escapar tus sueños, o vivirás atormentado por el recuerdo de lo que no fue y de lo que pudo haber sido. Baila con la felicidad y no mires atrás, golpea de cara a las dificultades y no cambies de registro, llega a donde sea necesario por amor, amistad, o todos esos bonitos valores que nuestros padres nos enseñaron aplicándolos. Nunca es tarde para el principio.

jueves, 26 de enero de 2012

Hilos

Luz cegadora,
valor,
son la belleza de tu calor.

Pasos en falso,
amargura,
son el reflejo de mi locura.

Sollozos,
despojos,
son el rastro de tus ojos.

Aire lívido,
soledad,
marco y forma de fragilidad.

Sueños altos,
esfera exánime,
luz de oscuridad de mi amor pusilánime.