sábado, 16 de mayo de 2015

lapislázuli y demás losas

Aquella tarde me terminé el café más rápido de lo habitual. Más adelante me arrepentiría de haberlo hecho. Ardía en pasión (el café). Con la lengua efervescente empecé a correr a través de aquella travesía coloreada con rosas y alhelíes. Había un par de jóvenes cantando algo similar al 'Ain't no sunshine when she's gone' en plena calle, pero apenas les presté la menor atención. Primer error.

Supongo que estaba deseando llegar a mi destino. Corría y corría, sin saber bien por qué, pero la verdad es que la velocidad me hacía sentirme bien. El viento rociaba mis mejillas con su pólvora incandescente y mi sonrisa desdibujada encontraba cobijo temporal en sus rachas irregulares. Mis piernas, desgastadas, no opinaban lo mismo.

Al cabo de un rato galopando sin control, empecé a sentirme verdaderamente exhausto. ¿Cuál era mi objetivo en aquella carrera nocturna? Creo que todavía no he llegado a comprenderlo, cuatro meses después, Pero sí entiendo que lanzarte al desamparo no puede ser algo que se haga de forma injustificada. Mientras tanto, sigo aquí detenido, exhalando bocanadas de aire que mi respiración entrecortada alcanza con dificultad. Observando a aquellos jóvenes cantar esa puta canción. Quizá tenían razón. O quizá mi carrera desenfrenada no iba a ningún lugar.